La Habana
virtual:
Internet y la transformación espacial de la ciudad letrada
Universiteit Leiden
Introducción
Desde hace más de una década internet está contribuyendo a una
transformación del campo intelectual cubano. Los
académicos que estudiaron el fenómeno de internet en Cuba –Cristina Venegas,
Ted Henken y Alexander Lamazares,
entre otros–, se centran sobre todo en las políticas de restricción de acceso (1),
las gradaciones de acceso (2), y en el blog como espacio de
participación cívica. Este artículo se centra en comentar, más bien, la
presencia online de revistas dedicadas al arte y la literatura. Lo que
importa analizar aquí, sobre todo, es cómo la creación de esos nuevos espacios
virtuales está imbricada con la creación –o la reformulación,
redistribución simbólica en sentido amplio– de nuevos modelos de sociabilidad
cultural y si responde, en buena medida, a una lógica distinta, la lógica de
redes. Para ello trazo una genealogía de esa transformación de la ciudad
letrada partiendo de los inicios de los noventa hasta hoy en día, que se
desplaza de la isla al espacio virtual. En este recorrido parto de las
fundamentales lógicas mediáticas de las revistas digitales: la de archivo, la
de selección y la de redes. Para analizar el entresijo de estas lógicas resulta
útil la descripción del canon literario como una noción sistémica que comprende
tres áreas, tal como propone Waldo Pérez Cino:
Una cosa
es el canon crítico (el conjunto de reglas, criterios de valor, modelos
metodológicos, etcétera, que sigue la crítica para considerar las obras); otra,
muy distinta, el canon en tanto corpus (el conjunto de obras y/o autores que
censa, considera, ve la crítica en un momento dado; un catálogo de relativa
movilidad); y otra el Canon, con mayúsculas (el conjunto de obras y / o autores
cuya importancia se considera consensualmente indiscutible y su influencia incuestionable; a diferencia del corpus, su presencia, una vez asentada, es
de larga duración, su sombra es larga) (22).
En este artículo me centro sobre todo en la noción del canon crítico, ya
que la red me provee fundamentalmente de un corpus de revistas de crítica
cultural. Al mismo tiempo en estas revistas se publica ficción, y por lo tanto
estas revistas también participan de la creación del corpus, de «cómo escribir»
y de la selección de lo que hay que leer hoy en día. Siempre está presente en
mayor o menor medida el Canon como archivo de lo que se considera como obra de
valor indiscutible. Qué leer, cómo leer y cómo escribir influyen recíprocamente
en las lógicas de archivo, de selección y de redes.
Lo ideológico, lo institucional, y todo aquello que se relaciona con lo que
Ángel Rama llama la ciudad letrada no se puede desligar del conjunto de los criterios
de valor que usa
la crítica para considerar las obras. Rama señala que, aunque
con la modernidad el saber se especializó, y la esfera literaria se autonomizó
alejándose de las funciones cívicas con las que había cumplido la literatura en
la segunda mitad del siglo XIX, esta
especialización no hace más que redefinir, sin cancelarla, la función
ideológico-política de legitimación del poder y que se mantendrá, bajo
distintas modalidades, a todo lo largo del siglo XX. En La ciudad letrada, Rama trata
de la relación entre el intelectual y el poder, muestra cómo se construyó un
poder gremial autónomo, y cómo el letrado frecuentemente sirve como legitimador
del poder hegemónico, o como transculturador, intermediador entre la ciudad real ajena a la letra y el poder,
y la ciudad letrada como
núcleo de él. En el conjunto de revistas digitales cubanas dedicadas a la
cultura, que
presento a continuación como la ciudad letrada en transformación, se rediscuten esos
poderes desde lugares diversos en los que «nación» e
«institución» son elementos para tomar en cuenta.
La
lógica de archivo
Tal como apunta Cristina Venegas, el Estado apostó fuertemente por su
presencia en Internet. En el campo de la cultura, sin embargo, el uso que el
estado hace de internet no es muy afín al medio en cuanto a las prácticas contemporáneas
de redes e interacción. Está la revista Cubaliteraria,
que se preocupa por crear mapas de información que engloban y representan a la
nación literaria, una especie de archivo cultural de «todas las revistas y
editoriales nacionales y regionales». Lo peculiar del campo virtual cubano es
que el navegador tiene la sensación de poder captar la totalidad del espacio
nacional con respecto a la cultura, al contrario del contemporáneo desorden con
respecto a esos espacios. En la página de la UNEAC y de Cubarte pueden
encontrarse todas las publicaciones nacionales; en Cubarte hay, incluso, una
base de datos de personalidades de la cultura para averiguar quién es quién (3),
una especie de definición personalizada del Canon. Algunos criterios de
selección son obvios, otros menos obvios. Se encuentran personalidades como
Alejo Carpentier, José Lezama Lima o Virgilio Piñera, y uno se topa con las
ausencias de Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante o Severo Sarduy, por ejemplo. A primera vista la residencia en la
isla y la orientación ideológica juegan un papel importante en la selección.
Una de las revistas más institucionales
y proyectada como digital es
La Jiribilla,
que lleva existiendo desde 2001 y que se proyecta como respuesta ante
«agresiones cibernéticas»;
asume una voz en plural y defiende con militancia los criterios
ideológicos del canon crítico. El letrado sirve aquí
claramente como legitimador del poder hegemónico institucional y estatal. En La
Habana la ciudad letrada prácticamente se ha fusionado con el núcleo de poder
administrativo, si seguimos la reflexión de Rafael Rojas, quien señala que
Las intervenciones del Estado en el espacio público de la
ciudad, a través de monumentos, plazas, parques, avenidas, anuncios y
altoparlantes, que movilizan políticamente a la ciudadanía, son más visibles
que las de la comunidad. En La Habana, como en cualquier otra capital de
Occidente, la ciudadanía experimenta con formas de apropiación del espacio
urbano, que se practican en lugares física y simbólicamente delimitados, como
el muro del Malecón o los jardines de la Tropical, o que establecen perímetros
para la expresión de alteridades, como el célebre parque de la heladería
Coppelia. Pero en esa La Habana múltiple y caótica, de inicios del siglo XXI, el
texto de la ciudad sigue siendo escrito, fundamentalmente, por
el poder, y la ciudadanía lee y asimila o se resiste a esa lectura desde el
ámbito privado. (“Todas las Habanas” 3)
La fusión entre
ciudad letrada y ciudad oficial, que Rojas señala en el espacio real, está
totalmente presente en el Intranet cubano donde el acceso es mediado por el
estado. La pura existencia de un Intranet que sólo muestra las páginas
creadas en Cuba es el mejor ejemplo del intento de apropiación del
espacio virtual del parte del Estado
cubano. La supuesta
representatividad nacional del portal Cubarte en internet
reproduce esa fusión, con su revista La
Letra con filo, Cubaliteraria y con La Jiribilla que, en voz colectiva, se defiende de las
supuestas «agresiones cibernéticas» que desafían el archivo, el Canon, desde el
canon crítico o el corpus, los lugares otros del sistema anteriormente descrito
que piden movilidad y respuesta.
La batalla por la apropiación de la palabra en la ciudad virtual no está
dada. La ciudad que Rojas pinta aquí –fusionada en cuanto a su poder
administrativo y letrado– está más fragmentada en cuanto a voces. Y sobre todo
el espacio virtual muestra un panorama más diverso.
Siguiendo con la lógica de archivo otras revistas cubanas online ofrecen
un archivo otro desde dónde leer la Cuba literaria. Un ejemplo de este tipo de
revistas es La Habana Elegante. Desde
fuera de Cuba la imaginación, la creación y el diseño de otras Habanas, aunque
sean virtuales, por supuesto ha sido más fácil, empezando nada más por el fácil
acceso al medio. En esa revista vemos también la preocupación
nacional en una voz en plural que se define como «habaneros y cubanos», y
también una búsqueda de raíces de ese «ser cubano».
La escritura se propone como un rescate de la parte amputada de la ciudad, o en
palabras de Francisco Morán, su director, «un sueño
largamente acariciado: devolverle a la Habana un pedazo de sí misma».
La Habana Elegante intenta recuperar
archivos culturales perdidos, y propone dar continuidad y visibilidad a
iniciativas más a la sombra del espacio público puramente institucional.
Trabaja con archivos otros. Crea una
ciudad para lo que Rojas
llama «los letrados
sin ciudad que juntaban sus argumentos en publicaciones precarias, silenciosos debates y sombrías veladas»
(Rojas, Isla sin fin
218),
refiriéndose a La Habana de los noventa –piénsese en los archivos culturales
en el interior de las casas,
o azoteas, para hacer referencia a Reina María Rodríguez–. Jugando con la imagen de la ciudad
modernista a la Julián del Casal, los salones literarios y la tertulia casera,
hay ecos de la ciudad letrada como gremio intelectual y artístico con sus
propias dinámicas de poder. Aquí también está el letrado en constelaciones tales como las
que describe Ángel Rama, pero más como transculturador, intermediador entre la ciudad real ajena a la letra y el poder, y la ciudad letrada como núcleo de él. Esto sobre todo si ponemos la revista
en diálogo con el poder institucional anteriormente descrito, por la
imaginación de una Habana amputada (en eso se diferencia del grupo anterior).
Al hablar de «amputación», sin embargo, comparte paradójicamente
también cierta ilusión de la posibilidad de representación completa.
La
lógica de selección
En los últimos años vemos una carrera de las revistas vinculadas a las
instituciones culturales en la isla en cuanto a su presencia en la red (4).
Muchas de estas revistas seleccionan lo que vale la pena leer hoy en día e
intervienen en la constitución de un archivo cultural. Son frecuentemente los periódicos
los que participan en esta tarea de selección. Aparte
de los periódicos oficiales,
El Granma y
Trabajadores, surgieron otros diarios, periódicos y blogs que se ocupan
de las noticias de Cuba. Diario de Cuba, Cubaencuentro, Cubanet
y Primavera
digital son algunos de los periódicos online que
(salvo Cubanet) ofrecen suplementos literarios en los que se selecciona lo que hay que leer en
presente, según una lógica de autoridad editorial
del periódico. En el caso de los periódicos, sin embargo, la actividad literaria está subordinada a la información política,
social y económica. Y parte de la
esfera literaria íntimamente ligada a algunas secciones
periodísticas y al blog, sigue identificándose con
las funciones cívicas que había cumplido la literatura en la segunda mitad del
siglo XIX de las que habla Rama, lo que en el caso de
Cuba significa un paralelo entre lucha postindependencia
y postrevolucionaria. La autonomización de la esfera
literaria que ocurrió después en América Latina, según Rama, en el caso de Cuba
es más compleja, y en el presente está vinculada a la relación entre el Estado
y la esfera cultural. O bien se subraya lo autónomo de la esfera literaria
remitiéndola a una práctica autotélica –como la de
Julián del Casal (refiriéndome al anterior proyecto de La Habana Elegante)–, o bien se subraya lo autónomo haciendo énfasis en la
separación o el alejamiento de las políticas institucionales y el Estado
revolucionario, y con ello indirectamente con la sombra de dicho Canon.
En cuanto a la desvinculación de las políticas institucionales, tanto el
blog como el mail proponen crear lugares para iniciar redes desde las cuales se
transforma la ciudad letrada. Es más fácil tener acceso al correo electrónico
que a internet, y es por lo tanto principalmente el mail el que empieza a
funcionar como activador del debate social, como muestra el famoso debate que
inició Desiderio Navarro en 2007 tras la aparición de Luis Pavón en la
televisión cubana (5). Aquí el mail funcionó como vehículo independiente
para el canon crítico, que a través suyo intervino –cuestionándola– en la
canonización de figuras públicas de la cultura.
Las revistas en papel La Gaceta de Cuba, La siempreviva y Upsalón son las que participan críticamente
en la institucionalización del Canon. En la red la discusión de la
(in)dependencia de los organismos oficiales cubanos es más notoria. Curioso
ejemplo de ese conflicto es el portal Isliada,
una página web dedicada exclusivamente a la literatura, y que se propone la
tarea de dar visibilidad a lo más contemporáneo de la literatura cubana –y en
este sentido, un portal que se ofrece como alternativa al de Cubarte y el
archivo congelado. Escribe contra los que piensan que «hay que seguir invocando
a los antiguos dioses de la palabra: Heredia, Martí, Lezama, Piñera, Dulce
María, Cabrera Infante, Carpentier…». Como portal con blog actualizado de los
quehaceres culturales, sigue una lógica de selección de lo más valioso del
panorama literario actual, dentro o fuera de la isla, porque «queremos héroes
nuevos para la Cubínsula Literaria» […] ora desde el
patio natal, ora en cualquier finca foránea». Esta revista hace explícito no
estar por las discusiones políticas «estériles», sino por «los debates
estéticos», aunque no teme incluir opiniones políticas si viene al caso. La
supuesta independencia se asocia aquí con ser «una web por Cuenta Propia y en
Asociación Cooperativa de un puñado de escritores y amigos. Aunque sin ánimos
de lucro y sí con muchas ansias de progreso. Por el bien de la Literatura Nacional»
(6). El espacio que crea Isliada no
es institucional, si bien puede haber colaboradores vinculados a las
instituciones. Los temas que trata la revista son innovadores y frescos y su
propuesta parece así más cercana a la de la lógica de redes que transforma el
espacio actual de la ciudad letrada, tal como explicaré más adelante. La
transformación de ese espacio en la Cuba actual implica también la
incertidumbre de dónde está cada cual, mayor aún en un campo cultural tan
acostumbrado a leer las cosas a partir del lugar del emisor del texto. ¿Ser
intelectual vinculado a una institución condiciona un texto o condiciona la
lectura que se hará de él? En la Cuba del siglo XXI esa cuestión es compleja.
Véase por ejemplo el cartel que figuraba el verano del 2012 en la puerta de la
UNEAC (Figura 1), donde aparece repetido en fila el rostro de Fidel Castro y el texto «Cuba PostCastro».
El hecho de que esté en la puerta de la UNEAC condiciona tanto la lectura como
la posibilidad de enunciación, al punto de que si ese mismo cartel estuviera en
la puerta de algún conocido disidente, el cartel fácilmente se leería de otro
modo, con todas las consecuencias implícitas para la persona en cuestión.
Figura 1. Cartel en la puerta de la
UNEAC
Gran parte de la prensa busca el significado de lo que se llama el «periodismo independiente», y es eso lo que se busca también en la
actividad de los blogs que ofrecen textos al margen de la noticia oficial (7).
La mayor parte de los blogs se dedica al periodismo, pero hay algunos blogs que
se dirigen más a la cultura. Difícil es crear esa autonomía como blog, porque
el contexto hace que
inclusive proyectos ficcionales –como por
ejemplo, Cuba Fake News– se lean dentro de un pacto de referencialidad, y
con la misma lógica de la importancia del emisor del texto anteriormente
descrito.
La revista Voces, iniciativa de algunos de los blogueros más
conocidos, está más orientada a la política y al activismo cívico, como pasa
con muchos blogs y periódicos online, pero publica también literatura,
como interés secundario. Su discurso se destaca por incluir lo diferente, como
ya señala su título plural Voces, pero coincide quizás con esa ciudad
letrada que no dejó atrás el activismo cívico que Rama ubica en el siglo XIX.
Las redes que se crean desde el email y los blogs dialogan con el corpus y
el canon crítico. Es esa lógica de redes la que quiero comentar a continuación,
para lo cual será preciso remontarse a proyectos culturales de inicios de los
noventa que permiten trazar una genealogía de las revistas emergentes online.
La lógica de redes
Tal como señala
Gustavo Remedi en cuanto al cambio de la ciudad latinoamericana, en ella se forman desde múltiples posiciones «nuevas constelaciones espaciales, para bien
y para mal, [que] reemplazan a los antiguos letrados, a los transculturadores,
y hasta a la ciudad, como actores y loci fundamentales del campo de
producción cultural» (2). Para ilustrar mejor la transformación de la ciudad
letrada, incluso del papel del intelectual en la sociedad, recurro a un grupo
de revistas digitales como proyectos casi individuales que no surgieron de
la nada, sino que nacieron
de un proceso cultural de las últimas décadas. Es más, están del todo
vinculadas con los mismos brotes que
dieron origen a La Habana Elegante,
pero interesa tratarlas como grupo aparte porque funcionan menos ligadas a
los archivos culturales y porque son ellas las que articulan el espacio siguiendo los modelos del espacio
virtual. Un espacio sin ancla en la tierra, que busca más bien, desde esa lógica de redes propia de
internet, proyectar sus maneras hacia la tierra, hacia la nación. Son, al mismo
tiempo, proyectos menos
constantes, más periféricos, efímeros e individuales,
de modo que establecer una línea genealógica nos permite
verlos mejor.
Las nuevas maneras
de acercarse a las ideas de nación, de identidad y de espacio tiene su origen en un pensamiento intelectual que se ha venido articulando en la isla a partir de los inicios de los noventa, cuando con el grupo Paideia empezó
a rediscutirse el papel del
intelectual combinando lecturas de Gramsci y Foucault, y
lecturas postmodernas (8).
Pero
la referencia que resulta crucial es sobre todo al
espacio Diáspora(s), esa revista que se autoconsideraba un
«espacio» en vez de un «grupo», aparecía sólo en papel en los noventa en La
Habana, conocía sólo 100 ejemplares y pasaba de mano en mano. Desgraciadamente
ninguno de sus integrantes la
publicó en internet, a pesar del hecho de que sería un lugar
idóneo y muy afín a las ideas de la revista. Los ocho números, editados por
Rolando Sánchez Mejías, Carlos Alberto Aguilera y Pedro Marqués de Armas, fueron publicados entre 1994
y 1999 y se preocupaban
por una reflexión sobre el arte y la literatura que se definía como «postorigenista». Algunos años después
de que Diáspora(s) dejara de existir –cuando el último de
sus redactores se marcha al extranjero–, se lanzó desde
La Habana a la red –en la Primavera
Negra del 2003– una nueva revista que
retoma algunos textos de Diáspora(s) y
que está muy inspirada por
ella pero que tiene una
poética más directa, cruda y juguetona: Cacharro(s).
El debate postmoderno, primero llevado a cabo en la isla en los
proyectos artísticos de finales
de los ochenta, como en Paideia por ejemplo, es prolongado por Cacharro(s) al
publicar textos de Derrida y Deleuze, pero al mismo tiempo es
una revista menos elitista. Al igual que Diáspora(s),
la revista se opone a la idea de un grupo o una familia cultural, pero se
inscribe dentro del mismo espacio cultural cubano. Llama la atención la percepción del espacio, si analizamos el uso de las
preposiciones. Así, Cacharro(s) se sitúa «sobre la alfombra
de cualquier nacionalismo literario» y «en el uniforme
(a veces uniformado) campo literario cubano» (Aguiar Díaz 4). Cacharro(s) se define a través de juegos de aliteraciones
como «cachirulos y chirimbolos», «bártulos y cachivaches», y es notorio que su definición implica verbos o sustantivos que
refieren al movimiento en oposición a lo estático y a objetos deformes o
amorfos (5).
Es una búsqueda del
significado de la independencia del arte, la literatura y el intelectual. En
esa búsqueda estos «postletrados», por llamarlos de alguna manera, atacan
con la letra a la ley. Se juega de manera lúdica con las separaciones entre
legalidad e ilegalidad para, activamente, transformar y reconsiderar los límites, las fronteras entre algunas
categorías fijas territoriales, o entre la legalidad y la
ilegalidad mismas.
Figura 2. Algunas de las portadas de la
revista Cacharro(s) (Expedientes 1, 5, 6-7).
Los
números de la revista se autodenominan «expedientes», y a veces parecen un juego de desafío
escrito para la oficialidad, como si el funcionario revolucionario o el censor fueran el lector ideal para ser despistado. Las últimas noticias de la
revista dicen:
Algunas cosas podrán no cambiar en Cuba
(aun cuando estemos en el límite de la «cosidad»), pero la revista Cacharro(s),
en un principio recibida por muchos lectores como revista de Comics, sí cambia.
¿Fue Deleuze o mi abuela quien dijo que no debíamos ser previsibles, que
debíamos estar dónde menos nos imaginen o esperen los «aparatos de captura»?
¿Qué es un aparato de captura? Mi abuela fue un aparato de captura, por
ejemplo. Al grano que estamos en tiempo de sequía: antes de que se acabe junio
se rompe el corojo, es decir, pondremos en circulación el último expediente.
¿Será el último? Nunca lo sabemos (Cacharro(s) disponible en:
http://revistacacharros.blogspot.com/)
No siempre hay acuerdo entre la resistencia transversal que juega a ser
múltiples cosas al mismo tiempo, y la frontal (cuanto más frontal, más amenazas
telefónicas o negociaciones con el Ministro del Interior sobre permisos de
salidas o entradas al país) (9), pero el intento de desafiar fronteras
es evidente. La construcción del espacio en estas revistas tiene cada vez
fronteras más borrosas entre La Habana y el afuera, como ya indican los títulos
Diáspora(s) o Cacharro(s), o los de los proyectos Desliz y
Rizoma(S). Los bordes se deslizan y las identidades se desplazan en,
sobre y a través de una Habana uniformada. El proyecto Desliz, de la
poeta Lizabel Mónica, destaca por buscar un lenguaje
libre y una resistencia transversal. Mónica formó parte de la redacción de Cacharro(s),
y después sigue su propio camino con la revista Desliz, el proyecto Rizoma(s)
y un blog como Cuba Fake News. Véase un
poema suyo publicado en Cacharro(s):
Nadurria
enumerar
palabrería
deficiente
destinaciones,
ocupaciones, fluctuaciones
ditrería
ana(l) ción
conversación
de paquete cuadrado o disuelto a confluencias
en
coqueta
—esto es mueble para dormitorio—
labios
de seguimiento:
«la-na-ción»
insustituible
ciudad de nada-nadería-nadurria
mi
ciudad
inerte/silenciada
yo
ciudad,
ungüento
(Mónica 35)
El poema establece
una oposición entre ciudad inerte / silenciada, ungüento, que es la del sujeto
lírico y que incluso coincide con el ser del sujeto lírico, y la ciudad que se
fusiona con la nación, donde el lenguaje coincide con aquello pronunciado por
labios de seguimiento, con palabrería no eficaz y sustantivos tan estáticos
como muebles para dormitorio. El ungüento marca el límite entre piel y ciudad,
el límite entre la voz adentro que busca lenguaje y un discurso estático
afuera. La nada-nadería-nadurria sería el puente
entre los dos, jugando con la musicalidad, el significante, el no-sentido de
las palabras grandes como la nación, yuxtaponiéndolas con la nada. En el poema
se observa la misma búsqueda que describo aquí sobre el espacio virtual, una
forma activa de transformar el espacio público de modo que los poetas puedan
encontrar su voz sin tener que tropezarse continuamente con un inmovible
discurso nacional (10).
Tres años después de
la desaparición de Cacharro(s), en 2008, la revista The
Revolution Evening Post (TREP)
lanza el primero de los ocho números que publicó. Hay cierta continuidad con el
diseño de Cacharro(s), pero TREP juega a ser mucho más no-estética,
parodiando hasta al mismo Maxim (en su
versión rusa curiosamente), con portadas recicladas en forma de pastiche.
Figura 3. Portadas de número 1 y 3 de The Revolution Evening Post (TREP)
Orlando Luis Pardo Lazo –que se dio a conocer en Cacharro(s) bajo el
pseudónimo de Pia McHabana–
continúa la fiebre activista de Cacharro(s) junto a escritores que dejan
conocer su voz en esta década: Ahmel Echeverría y
Jorge Enrique Lage. Hay una voluntad de diversificar
el lenguaje de las revistas en el campo cultural, buscando un espacio entre high y low
culture que desmonta la idea de lo que tiene que
ser una revista de literatura. Así se pregunta Jorge Enrique Lage «¿Cómo sería escribir sobre temas culturales, sobre música, televisión o libros
en una Vogue, Vanity Fair o Playboy cubanas? ¿Cómo sería
ese lenguaje? No será fácil crearlo para que circule la cosa quiosquera» (en: Mesa 24).
La revista jugó a diversificar el panorama de la literatura cubana a partir
de la actividad de principalmente tres escritores. Tal como Cacharro(s),
atraviesa y desmonta un campo cultural que se supone demasiado estático. Al
mismo tiempo, tropezaron con un campo cultural virtual fracturado, del que el
lector cubano de la isla apenas participa por el poco acceso a la red. Aunque
intentaron mayor circulación por mail, hubo algo de frustración con el hecho de
que tuvieran pocos lectores.
Me he dado cuenta de que
TREP ha sido un gesto contra el desierto o contra una pared. El eco ha sido
prácticamente nulo. Lo que había en la cabeza daba para ser una cosa masiva. La
idea era esa, y el medio forzosamente fue restrictivo (Jorge Enrique
Lage en Mesa 24).
Quizás el
lector que busca TREP es alguien que probablemente no
vive aquí […]. Es un lector que ha sido creado por la exigencia de
un entorno más plural en su revistería. Pero ese supuesto lector ya no
necesitaría de TREP, porque él encuentra esos textos por sí mismo. Es como una
contradicción: TREP pide un lector que de existir, haría innecesaria la
existencia de TREP (Jorge Enrique Lage en: Mesa 25).
Cierto es que muchas de estas revistas virtuales aparecen y desaparecen de
un día a otro, como blogs de un día, o si se quiere, en una voz más crítica:
«El sino de estas revistas es lo instantáneo: nacer siendo casi trash» (García Lorenzo 9). Lo efímero y el yo son centrales
en estas revistas, que juegan a intervenir desde la lógica de redes, y uno
podría pensar que precisamente por eso no provoquen resonancia en el canon
crítico. Pero no es éste el caso. La mera existencia de creación de esos
espacios dinamita la vieja dicotomía adentro/afuera y hace que una noción
demasiado estática de la Identidad y de la Nación empiece a colisionarse. Así
proclama el consejo de redacción con un tono lúdico: «Hemos sido cordialmente
invitados a formar parte de la literatura cubana en Chile. Por supuesto, hemos
aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así».
Además se ve claramente que el corpus de textos, la ficción que se escribe
ahora, pide una respuesta del canon crítico y de las instituciones. El ya
mencionado portal Isliada es un buen
ejemplo de esa respuesta, que se formula incorporando las voces de algunos de
los principales actores en las revistas culturales online, como por
ejemplo Jorge Enrique Lage. En una entrevista con
este narrador se sigue hablando del tema de la nación, tan presente en toda
esta constelación de la ciudad letrada que acabo de describir. Así opina Lage sobre lo cubano:
–Ningún problema con el gentilicio. Es la marca de un origen –geográfico,
familiar, cultural– y un contexto. El terror empieza cuando
se oyen variaciones del tipo: «verdaderamente cubano», «auténticamente cubano»,
«más cubano», «cubanísimo/cubanidad/cubanía», «lo cubano en…», «soy cubano,
soy…» Y la lista es interminable. Eso ya no es neurosis de identidad, es la
psicosis nacionalista que tan bien conocemos. (Lage en Grillo 2)
Conclusión
El cambio de la
ciudad latinoamericana en las últimas décadas se ha visto en la formulación de
«nuevas constelaciones espaciales, que reemplazan a los antiguos letrados, a
los transculturadores, y hasta a la ciudad, como
actores y loci fundamentales del campo
de producción cultural», según Gustavo Remedi (2). Y
él no es el único en señalar cambios en los saberes, los territorios y el campo
intelectual en sociedades postindustriales. Ahora bien, el caso de Cuba sigue
siendo peculiar por el poder central del Estado en el ámbito de la cultura, a
lo que viene a sumarse que el nivel de acceso a la red es mínimo en la isla.
He querido poner de
relieve los actores en esa ciudad letrada cambiante. El tema alrededor del cual
gira todo ese orden discursivo es, una vez más, el tema de la nación. La
legitimación o la discusión de lo que se entiende por identidad nacional, y por
consiguiente, quiénes son los actores que la definen, son las principales
pautas que se debaten y se redefinen en la red. Quise enfatizar algunos
proyectos periféricos y no siempre con mucha constancia como Cacharro(s),
Desliz, Revista 33 y 1/3, TREP, La caja de la
china, que
buscan más bien presencia que traducción o representación. Es en la virtualidad
donde estas voces encuentran y crean un espacio cultural no existente en la
isla, un espacio que llevan a la
ciudad real al hacer circular los textos también por mail y en papel. Proponen,
así, una manera nueva para la circulación de ideas en el campo intelectual. Un espacio sin ancla
en la tierra, que busca más bien desde esa lógica de redes propia de internet cómo proyectar sus maneras hacia la tierra y cómo dinamizar un campo intelectual estático aferrado a la Tradición y la
Nación, y dinamizar hasta la misma noción de Identidad. Falta mayor acceso a
internet desde la isla, y no sólo al mail o al intranet, para poder continuar esa transformación mediante la cual se rediseñan territorios, se asumen nuevas voces y se legitiman derechos de habla. Si
bien se observa una separación entre el corpus y un canon crítico que defiende
casi con militancia un Canon y un archivo oficial ya fijados, las múltiples
redes que se están creando desde un contemporáneo corpus de textos que diseñan
espacios virtuales desde múltiples lugares están haciendo que el canon crítico
se vea obligado a formular respuestas de inclusión de nuevos actores, y a
pensar una noción más dinámica de lo que es Cultura y de lo que es Nación.
Notas
(1). Hay cambios legales que ahora van
a entrar en vigor. Internet, tal como el uso del móvil, estará permitido a
todos, pero económicamente va a generar más brecha entre los que puedan usarlo
y los que no, con precios de 6 CUC la hora por el acceso al internet, y 1,5 CUC
la hora para el correo electrónico.
(2). Hay que tener en cuenta que el acceso tiene cuatro
gradaciones en Cuba: acceso al mail nacional, acceso a la Intranet nacional,
acceso al mail internacional, y acceso al Internet internacional.
(3). Véase http://www.cubarte.cult.cu/paginas/personalidades/quienesquien.php.
(4). La
letra del escriba y la Ventana son ejemplos de algunas de las
revistas vinculadas a las instituciones La casa del libro o Casa de las
Américas. La Gaceta de Cuba ha puesto online sus números desde
2008 hasta la actualidad, y se puede acceder también a algunos de los artículos
publicados entre 2004 y 2007. La lentitud de la conexión para bajar los números
a veces es problemática, pero por lo menos empieza a visualizarse un panorama
más diverso. A la revista Unión se puede acceder a algún artículo escaso
publicado entre el número 42 y la actualidad. La revista Temas ha puesto
online todos los números de la revista, pero sólo se puede acceder al número
actual. Para tener acceso a números anteriores se pide un pago a través de paypal. La revista Casa de las Américas, con ámbito
más latinoamericano que puramente cubano, lleva desde el 2008 online, aunque ya
se podían acceder algunos artículos desde el 2001. Revolución y
Cultura ya ofrecía los números de su revista en pdf desde
2004. Revistas como La siempreviva y El
cuentero no tienen presencia en la red. Sobre todo falta
la presencia de Upsalón, una revista universitaria, joven y activa
que con voz innovadora diversifica la crítica cultural cubana.
(5). Este debate se refiere a la inquietud que generó un
programa televisivo justo después de que Raúl Castro tomara el poder en que fue
homenajeado uno de los oficiales responsables de los actos más negros de los
dogmáticos años setenta. La avalancha de mensajes electrónicos que lanzaron
este debate están juntados actualmente en la revista Consenso: http://www.desdecuba.com/polemica/articulos/89_01.shtml
(6). Llama la atención la elección del
término «por cuenta propia» en medio de la emergencia de cuentapropistas en la
isla y los cambios de leyes al respecto, cuando lo llamado «independiente»
frecuentemente es usado por alguno de los dos campos como sinónimo de
«disidente».
(7). Para el que quiera saber más de la polémica
suscitada por los blogs y la respuesta oficial, remito al programa televisivo
cubano «Razones de Cuba» accesible en youtube.com, y a su reacción «Razones
ciudadanas», accesible en el blog de Generación Y.
(8). El manifiesto de Paideia y
otros textos de o sobre
el proyecto finalmente se publicaron online en <http://cubistamagazine.com/dossier.html>.
(9). Este dato proviene de entrevistas personales con
algunos de los fundadores de la revista.
(10). En este panorama de las revistas digitales con la
lógica de redes faltan unas cuantas revistas con voz propia y original que por
razones prácticas no he podido incluir en este ensayo. Es el caso de La caja
de la china (2006-), Revista 33 y un tercio (2005-2011),
Disparo en la Red (2004), Rockstalgias
(2005-2006), Qubit, Isabelica.cu y La
Rosa Blanca.
Revistas, portales y periódicos:
Cacharro(s). Disponible en
<http://revistacacharros.blogspot.com>
El Caimán Barbudo. Disponible en
<http://www.caimanbarbudo.cu/>
Cubaencuentro. Disponible en
<http://www.cubaencuentro.com/>
Cubaliteraria. Disponible en
<www.cubaliteraria.cu>
Cubanet. Disponible en
<http://www.cubanet.org/>
Cubarte y la revista Letra con filo.
Disponible en <www.cubarte.cult.cu>
Conexos. Disponible en <http://conexos.org/>
Consenso: http://www.desdecuba.com/polemica/articulos/89_01.shtml
Diario de Cuba. Disponible en
<http://www.diariodecuba.com/>
Diaspora(s). No disponible
online. La presentación «Olvidar Orígenes», de Rolando Sánchez Mejías,
fue retomada por diversas revistas y blogs en esta lista.
Disparo en la Red. Disponible en
<http://www.cubaunderground.com/cat_view/132-disparo-en-red?view=docman>
Isliada. Disponible en
<http://www.isliada.com/>
La caja de la china, Disponible en
<storage.vuzit.com/public/3we/source.pdf>
La Gaceta de Cuba. Disponible en
<http://www.uneac.org.cu/index.php?module=publicaciones>
La Habana Elegante: Revista semestral de literatura y
cultura cubana, caribeña, latinoamericana, y de estética. Disponible
en <http://www.habanaelegante.com>
La Jiribilla. Revista de cultura cubana. Disponible
en <http://www.lajiribilla.cu/>
La primavera digital. Disponible en
<http://www.primaveradigital.org/>
Periódico Granma. Disponible en
<http://www.granma.cubaweb.cu/>
Periódico Trabajadores. Disponible en
<http://www.trabajadores.cu/noticias-culturales>
Revista 33 y 1/3, Disponible en
<http://es.scribd.com/collections/2362439/Revista-de-literatura-33-y-un-tercio>
y <http://revista33y1tercio.blogspot.nl/>
Revista Consenso: Disponible en
<http://www.desdecuba.com/polemica/articulos/89_01.shtml>
Revista Desliz. Disponible en
<http://revistadesliz.blogspot.com>
Revista Revolución y Cultura. Disponible en
<http://www.ryc.cult.cu/index.html>
Revista Temas. Disponible en
<http://www.temas.cult.cu/index.php>
Revista Unión. Disponible en <http://www.uneac.org.cu/index.php?module=publicaciones>
Revista Voces. Disponible en
<http://vocescuba.com/>
Rockstalgias. Disponible en
<http://www.cubaunderground.com/index.php?option=com_magazine&func=show_magazine&id=3&Itemid=613>
The Revolution
Evening Post. Disponible en
<http://www.cubaunderground.com/cat_view/126-the-revolution-evening-post>
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trash». En Upsalón: Revista Estudiantil de la Facultad de Artes y Letras 8
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«Postrevolution suave, cordial, amable, divertido». En Upsalón: Revista
Estudiantil de la Facultad de Artes y Letras 8 (2010):
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